21
de
August
de
2025
 | Por Equipo Ajolote
 | Lectura de 
3 min.
Arte y creatividad

Vivian Maier, ¿genio póstumo o construcción narrativa?

Autorretrato fotográfico de Vivan Maier con su cámara que se deshace sobre un fondo verde Ajolote.

En el podio de los íconos fotográficos, la historia de Vivian Maier resplandece con un halo de romanticismo inigualable. La niñera desconocida, el tesoro en el baúl, el genio anónimo. Una narrativa tan redonda que parece salida de una película. Y, en efecto, fue una película la que ayudó a consolidar su leyenda. El documental Finding Vivian Maier (2013), dirigido por John Maloof y Charlie Siskel, no solo presentó su obra al mundo, sino que instaló el relato conmovedor y misterioso que hoy rodea su figura.

Como toda buena historia, la de Maier nos empuja a preguntarnos: ¿será cierta? O, como a menudo sucede, ¿es la historia misma una obra de arte, creada para dar coherencia a lo que de otra manera sería solo un conjunto de fotografías huérfanas?

Autorretrato

La premisa es provocadora: ¿y si Vivian Maier, tal como la conocemos, fuera un invento? No un fraude en el sentido de falsificación, sino una construcción narrativa deliberada. La idea materializada de alguien con un agudo criterio curatorial. Una persona anónima que descubrió una gran cantidad de rollos y fotografías sin firma y, en lugar de presentarlas como un archivo sin autor, decidió crear una figura: una fotógrafa callejera sensible y solitaria, cuya historia de vida —y muerte en el anonimato— justificaría la singularidad de su obra.

Esta teoría, aunque todavía marginal, no es nueva y se conecta con una tradición de creación de mitos en el arte. En lugar de un origen disperso y caótico, se nos da un principio y un fin coherente. La historia de la niñera que guardaba un talento secreto en el ático de su casa, que muere en la pobreza, para ser descubierta póstumamente, ofrece un arco dramático irresistible. Nos hace sentir que, al ver sus fotos, estamos descubriendo algo más que imágenes: estamos reivindicando una vida. Pero, ¿qué ocurre si lo que estamos reivindicando es la historia que se inventó sobre una vida más que la vida en sí misma?

Autorretrato

No se trata de negar la existencia de Vivian Maier —cuya identidad está registrada, y cuya vida se puede rastrear en múltiples fuentes, como en este perfil del New York Times o este archivo biográfico en su sitio oficial—, sino de explorar cómo el relato transforma nuestra percepción de la verdad. La narrativa del "genio solitario" tiene un valor simbólico, cultural y hasta comercial. Y nos hace reflexionar sobre la autoría: ¿a quién pertenecen realmente estas fotos? ¿A la mujer que las tomó, o a la persona que las descubrió, las curó y las lanzó a la fama acompañadas por un relato cautivador?

Más allá del caso puntual de Maier, esta teoría se vuelve un ejercicio mental sobre cómo se construyen las verdades que consumimos. Es posible que existan otras “Vivian Maier” flotando por ahí, con historias moldeadas o exageradas para generar interés, sentido o mercado.

Autorretrato

En Ajolote, entendemos que la narrativa es un poder. No solo para contar una historia, sino para darle forma al mundo. La historia de Vivian Maier —ya sea verdadera, adornada o reinterpretada— nos recuerda que la curatoría no es una simple selección de obras: es un gesto creador. Y que a veces, el relato que envuelve a una obra es tan potente —o más— que la obra misma.

En ese entramado de hechos, relatos y ficciones, descubrimos una pregunta clave para nuestro tiempo: ¿cuánto de lo que asumimos como real fue cuidadosamente narrado para parecernos verdadero?

Podés ver el video Vivian Maier es Fake News en Youtube y sacar tus propias conclusiones.

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